El mejor nadador español lleva seis meses sin entrenarse y la Federación y el Consejo Superior de Deportes están preocupados por el futuro de su carrera
Marimar Gamito es una poderosa entrenadora de natación. Su presencia imponente, su pelo fuertemente atado y sus ademanes enérgicos le confieren un aspecto a la vez maternal y amenazador. La sede del club Navial, en Córdoba, está adornada con fotos en las que se la ve acompañando a los niños como haría la gallina con los polluelos. Su pichón más famoso es Rafa Muñoz. Y, como Rafa dejó de entrenarse hace seis meses, no coge el teléfono, tiene preocupados a la Federación Española y al Consejo Superior de Deportes (CSD) y ha entregado su custodia a su entrenadora de la época infantil, no queda más remedio que ir a Córdoba a preguntar a la única persona capaz de ejercer alguna influencia sobre el genio. ¿Dónde está Rafa? La respuesta de Marimar llega como un latigazo: "No lo sé. Pero ahora está durmiendo".
"Puede perder e
l tren de la alta competición, y no vuelve a pasar", dicen en el CSD "No quiero llegar a los 28 y darme cuenta de que me lo he perdido todo", avisó en mayo. A la sombra de los pinos del Foro Itálico, bajo un sol abrasador, Rafael Muñoz Pérez, de 21 años, se convirtió en julio pasado en el primer nadador nacido en España con dos medallas en unos Campeonatos del Mundo. Su irrupción fue tan fulminante que hasta Michael Phelps, el mejor de todos los tiempos, debió encender el turbo para que el desconocido no le arrebatara el oro en la final de los 100 metros mariposa. Fue la carrera más fabulosa de los Mundiales, con dos participantes por debajo de la mejor marca de siempre. Fue uno de los momentos más grandes de la historia reciente de la natación. Pero es dudoso que se repita. Phelps siguió entrenándose. Muñoz, no. Su futuro es una incógnita que ni Marimar es capaz de aclarar.
Acabaron los Mundiales y el chico guardó sus medallas de bronce en lo más profundo de su maleta. Ansioso por lucir el éxito ajeno, Fernando Carpena, el presidente de la Federación, le pidió que las sacara para exhibirlas ante la prensa en Barajas. "Abre la maleta", suplicó. Rafa hizo oídos sordos. Se bajó del avión, cogió un taxi y se marchó a Córdoba, su ciudad natal. Pasaron los meses. Un día le vieron en Barcelona. Iba de paso en una roulotte acompañado de un grupo de amigos. Confesó experimentar algo parecido a una crisis existencial y que haría "la vuelta a España". Luego, nada. Un par de exhibiciones en Andalucía. Y nada otra vez.
El director de alta competición del CSD, Ángel Luis López de la Fuente, se muestra preocupado: "Un nadador de la élite que se toma un año sabático corre el riesgo de perder el tren de la alta competición. Y éste es un tren que no vuelve a pasar". López de la Fuente sabe que lo que de verdad está en peligro son los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Muñoz es una de las grandes esperanzas para conseguir una medalla. En diciembre, la Federación le prometió al CSD que en enero empezaría a entrenarse en el CAR de Sant Cugat. Pero Rafa ha seguido autoexiliándose. Desde entonces, la Federación ha vivido días de revuelo. El sindicato de funcionarios Manos Limpias denunció a la fiscalía a Carpena por un presunto delito de prevaricación y malversación de caudales públicos.
Nada de esto afecta a Rafa, que, según dicen en el Navial, ha estado haciendo "un poco de gimnasio, mucha bici y algo de piscina". Los empleados de la piscina de Vista Alegre fruncen el ceño. "¿Rafa Muñoz? ¿El nadador? No viene desde el verano, cuando estuvo de vacaciones", comenta la señora que trabaja por la mañana. La que trabaja por la tarde sí recuerda algo: "De vez en cuando le he visto". Si se ha bañado en Córdoba, lo ha hecho con dificultad. El Navial alquila tres calles de una piscina municipal de 25 metros. Allí, los entrenadores se las ingenian para que naden 200 personas casi a diario. En la provincia de Córdoba no hay piscinas de 50 metros.
El jueves, la responsable deportiva del Navial, María José Cañete, hizo lo que pudo para explicar la situación. Cañete negó de pleno que la indecisión del nadador tenga algo que ver con la abolición, desde el 1 de enero de los bañadores impermeables con los que consiguió sus éxitos: "Phelps también nadó con un bañador que ahora está prohibido y nos molesta que algunos medios sólo hayan hecho hincapié en el de Rafa. Él no hablará hasta que decida qué va a hacer y, de momento, no lo sabe".
El mismo jueves, la Federación emitió un comunicado en su web: "Rafa Muñoz continuará su preparación en el CAR de Sant Cugat". Las versiones se confundían. Rafa callaba. El presidente de la Federación de Andalucía, Juan Biota, hablaba: "Estoy en contacto con Rafa. Ha estado mal asesorado, pero ahora está bien. Se ha tomado unas vacaciones un poco más largas de lo que habrían querido los técnicos. Ha planificado un año light y después del Open de España verá a los entrenamientos. Su fijación no son los Europeos de este año. Él lo que quiere es comerse a Phelps".
Phelps volvió a los entrenamientos a finales de agosto. El estadounidense lleva cinco meses preparándose para los Mundiales de 2011 y los Juegos de 2012 mientras, en España, la joya más apreciada de la Federación se refugia en Córdoba del ruido de un mundo que cada día soporta menos. Sus amigos no le hablan de natación porque cada vez que le mencionan la competición le ven agitarse. Después de los Mundiales, Rafa pensó en abandonar. Al final, optó por no resolver nada. Su apego a Córdoba es un poderoso condicionante desde que se marchó a Barcelona en 2006. Desde entonces hasta 2008 se entrenó a las órdenes de Joan Fortuny, que le conoce bien. "En mi opinión, instalarse en Barcelona no le va a venir bien", explica Fortuny; "habría que buscar una fórmula intermedia para que él se encuentre a gusto. Sus experiencias fuera de Córdoba, en el CAR y en Marsella, han sido malas. Él es muy de la familia, de los amigos, de la novia... Es raro que los récords y las medallas no le hayan motivado más... Debería poder entrenarse en Córdoba y después hacer las concentraciones y la puesta a punto con el equipo en piscinas de 50. Pero Villanueva quiere que vaya al CAR".
Luis Villanueva, el director técnico de la Federación y brazo derecho de Carpena, considera que Rafa Muñoz es el abanderado de la natación española. Las medallas del cordobés constituyen el principal respaldo político de los gestores de la Federación, elegidos a finales de 2008. Por eso resulta especialmente extraño que hayan sido incapaces de controlarle. Villanueva se muestra seguro: "En Córdoba no puede entrenarse. Allí no hay ni piscina, ni entrenadores ni otros nadadores de primer nivel. A partir de febrero, Rafa ha elegido ir al CAR a entrenarse con José Antonio del Castillo. No podrá tomarse este año como de transición. Con el tiempo que lleva sin entrenarse al 100% es suficiente. Ahora tiene que apretar. Deberá ir al Open de España para hacer la mínima para los Europeos de este verano. Si no la hace, consideraremos su caso para incluirlo en el equipo".
Las medallas de Roma le dan derecho a una beca ADO de 45.000 euros. Sumando premios más estímulos federativos, este año Rafa ingresará unos 60.000 netos. No es el Gordo. Pero, según el propio Rafa, tampoco eso le haría cambiar su forma de ver la vida. Como dijo antes de Roma: "No quiero llegar a los 28 años para darme cuenta de que he perdido mil cosas por la natación, los amigos, la pareja..., y no poder rectificar. No quiero sentirme culpable. Yo no soy ambicioso. Y las cosas que me gustan no se compran".