1) Da lo mismo nadar 50 metros que 1.500; braza o mariposa, espalda o crol; disfruta de la competición, ganes o pierdas, la victoria te hace grande, pero más grande te hace la derrota cuando sabes aceptarla con alegría y sacar de ella enseñanzas para posteriores actuaciones.
2)Mientras confíes en él, cree a tu entrenador en todo lo que se refiera a natación; no hagas caso de nadie más; si te manda hacer una prueba de la cual tú no eres especialista, nádala al 100%; si te manda nadar en un estilo del cual tú no eres especialista, nádalo al 100%; él sabrá la razón de este comportamiento.
3)Cuando entrenes hazlo poniendo en ello toda tu atención; no te distraigas, ni permitas que nadie lo haga; asimila lo más perfectamente posible los consejos de tu entrenador referente a la técnica de estilos, virajes, salidas, llegadas, parciales, ritmos, etc.
4)Al final de cada entrenamiento intenta comentar con tu entrenador las sensaciones que has tenido a lo largo de él, así como los problemas que puedan haber surgido. Un entrenador con muchos nadadores no puede adivinar quienes tienen problemas y quiénes no. Si lo hablas con él, podrá ayudarte a resolver tus problemas. Y esto vale, igualmente, para las competiciones.
5)Tómate en serio todas y cualquier competición; una competición no se inicia con el silbato del juez de salidas, sino cinco minutos antes: recógete un poco; visualízala en tu interior, empezando por la salida; el recorrido; el estilo; los virajes; la llegada, y, finalmente, el marcador, con el tiempo que deseas hacer. "Muchos fracasos se producen por llegar a la salida sin estar debidamente concentrado en la prueba".
6)No te acostumbres a pensar en tus adversarios; la natación es un deporte individual en la que lo principal es el tiempo que tú puedas hacer; todo se reduce, en último término, a tu récord personal es mucho mejor, concentrarte en tu carrera, intentando seguir la táctica que hayas pensado para ella.
7)Nunca tengas pensamientos negativos respecto de tu actuación deportiva; tanto las victorias como las derrotas (de estas, como mínimo, para recordar lo que no hiciste bien) deben servirte para aprender a mejorar, tanto a nivel deportivo, como personal y social.